Se levantó temprano para llegar a las 6:00 de la mañana al Plansuarez de El Cafetal. A las 12:30 del mediodía apenas había llegado a ser el tercero de la cola.
«En mi casa somos cuatro personas y trabajamos dos, los otros son nuestros hijos. Tenemos un niño de 6 años y otro de 17 años», dijo un señor. Su familia ha pasado al menos un mes comiendo solo granos porque es lo que ha conseguido en los supermercados, pero lo que puede comprar no es suficiente y comen dos o una sola vez al día. El niño de seis años también debe ajustarse: «Mi hijo come lo que haya y si no hay no podemos hacer nada».
A lo largo de las colas todos viven historias parecidas. «No se consigue nada. Uno está desde temprano y no se encuentra nada», con frases similares inician casi todas las conversaciones entre compradores que esperan lo más pacientemente que el hambre les permite. «En mi casa comemos dos veces al día. El desayuno a media mañana y en la tardecita la cena. Si hay harina de maíz comemos arepa en las dos comidas», contó una consumidora de la tercera edad mientras hacía cola en las afueras del Luvebras de La Florida.
«Estamos como el pajarito. Nos dicen que en tal sitio hay una cosa y vamos, uno llega y ya se acabó. Vamos saltando de lado a lado», agregó. Ya estaba cansada, se había parado a la 1:00 de la madrugada para llegar temprano a la cola. Su compañera añadió que ahora viven allí, fuera de supermercados esperando que llegue algo. «Nos traemos el desayuno y el almuerzo, si es que lo tenemos», dijo. A su alrededor la gente estaba impaciente, eran las 11:30 de la mañana y lo único que muchos habían podido comprar eran cuatro botellas de agua de litro y medio en 15 bolívares cada una.
«Si no es yuca, es plátano y sino papa. Un kilo de yuca no alcanza para una familia de seis», expresó una ama de casa sobre las comidas que hacen en su hogar. «El pueblo está pagando por la inconsciencia del presidente. Sí, estamos pobres, pero estamos pobres gracias a él que no produce. Para él todo es pedir y no dar», exclamó una joven delante de ella.
El desayuno-almuerzo diario suele hacerse entre las 10:00 y 11:00 de la mañana, y la cena se deja para las 4:00 o 5:00 de la tarde. «Comemos dos veces y a duras penas. Normalmente solo tenemos verduras, huevos o sardinas. Hacemos un desayuno que es más como un almuerzo y una cena temprana para aguantar el día. Los niños piden comida otra vez a las 7:00 de la noche y cuando podemos les damos algo», dijo otra usuaria en la cola del Día a Día de San Martín. «Es muy doloroso que mis hijos me digan que quedaron con hambre o verlos masticar muy lento para engañar al estómago», se lamentó en el mismo supermercado la madre de un niño de 12 años de edad y dos jóvenes de 19 años y 20 años.
Información de El Nacional.