En el interior del país y en las fronteras, una práctica se ha vuelto moneda corriente: la reventa de gasolina. Los habitantes del municipio Morán, en el estado Lara, han convertido esta actividad en un medio para subsistir ante la odisea de surtir combustible en los últimos años.
La compleja situación del suministro de gasolina en esta región se manifiesta en las interminables colas que se registran en ciudades como El Tocuyo y las zonas rurales adyacentes. Ante tal escasez, los ciudadanos han decidido recurrir a la reventa para mantener su movilidad y aliviar sus bolsillos.
Lo que antes se escondía en las sombras ahora se exhibe en las principales carreteras de Lara. En esas vías, un litro de gasolina cambia de manos a pesar de los precios especulativos, que ronda entre 1.5 dólares.
Este incremento representa un peso considerable para quienes compran y para quienes conducen. Sin embargo, con la gasolina como un bien preciado, las personas con vehículos no dudan en acudir a esta alternativa para cumplir con sus compromisos diarios.
Las principales personas que se dedican a eso son mayormente jóvenes. Se aventuran en la reventa en lugares no autorizados: bodegas, talleres mecánicos y hasta en las casas de vecinos. Aún cuando ponen en riesgo sus vidas y las de su entorno, ya que ese tipo de productos no están almacenados de forma correcta.
A pesar de que el abastecimiento ha experimentado cierta regulación en las últimas semanas, las estaciones de servicio subsidiadas siguen siendo epicentros de largas filas. A veces, los usuarios esperan días para llenar sus tanques.
Redacción Maduradas con información de Todos Ahora.
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