La crisis venezolana se ha cobrado gran parte de los ingresos de los ciudadanos del país, obligando a que muchos salgan de sus fronteras. Algunos de estos migrantes no superan la mayoría de edad y, ante la urgencia de recursos, huyen al país más cercano que muchas veces es Colombia.
Precisamente, en la localidad conocida como «La Parada», ubicada en la frontera entre Colombia y Venezuela, a pocos kilómetros de Cúcuta, un gran número de niñas se dedican a la prostitución. Según ellas mismas, desde los 11 años, comienzan a buscar a sus primeros clientes con la intención de poder comer y comprar elementos de primera necesidad.
«Me dijeron que eso daba bastante real y ahí yo perdí mi virginidad», manifestó una niña de 14 años.
«Mi hermana fue la que me dijo que trabajara de eso y yo gané mucha plata, pero no sabía lo que era la plata (…). Después me dijo que no trabajara más de eso, pero yo seguí y me acostumbré. No sé, yo a veces no tenía reales y quería. Entonces, venían en las noches, pero ya no quiero hacer esto», añadió.
Así mismo, aseveró que, a muchas de ellas, les hacen «daño» cuando prestan sus servicios o las dejan en lugares recónditos, incluso a riesgo de perder la vida.
Otra joven, que ya no se dedica a la prostitución, lamentó haberse entregado al oficio, ya que habría sido víctima de abusos y maltratos.
«Yo me fui y prácticamente perdí todo viniéndome para acá (…). Yo pensaba que aquí yo iba a trabajar, a mandarle real a mi mamá para que no pasaran hambre, pero no, es lo mismo», dijo a Testigo Directo.
Así mismo, varias comentaron que pueden ganar entre $7 y $8 por «un rato» de sexo, y hasta $50 por una noche. Sin embargo, aparentemente, por la gran oferta de jóvenes que se dedican a la prostitución, los precios pueden variar. Por esto, apenas les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.
Algunas, incluso, viven en casas improvisadas hechas con láminas de zinc y plásticos.
Redacción Maduradas
Lea también: