Al mejor estilo de su «padre político» Hugo Chávez, el presidente Nicolás Maduro siguió imitando sus conductas para tratar de recuperar la popularidad política, esta vez con al espada del Simón Bolívar que agarró y empuñó, para lucirse ante su público.
Durante un evento televisado en cadena nacional tomó el sable original de El Libertador y lo mostró frente a la gente, como si se tratara de un juguete. Siendo una reliquia no tomó la mínima previsión que requiere un objeto de gran valor y que no es de él, sino de Venezuela.