El diario El Nacional informó que Pinto, habría llegado por sus propios medios a la sede de protección civil del Hospital doctor Rafael Osío, de Cúa. Allí fue revisada por un médico, antes de ser sometida a un reconocimiento forense más exhaustivo.
El domingo 6 de abril, a las 4:30 PM de Venezuela, una pareja de encapuchados interceptó a Pinto mientras salía de su domicilio en la capital venezolana y se la llevó secuestrada. Su padre fue testigo del momento exacto. «Me encañonaron. Ella venía del mercado y se la llevaron», repitió varias veces con cara de desconcierto. «No nos han llamado», agregó entonces conmocionado.
Desde entonces, nunca hubo comunicación de los captores con la familia. Durante su cautivero, amigos y colegas hicieron vigilias y oraciones para que fuera liberada de manera inmediata.
El secuestro había conmocionado a la sociedad venezolana, que se debatía entre considerar la desaparición como un hecho de delincuencia común o un rapto con trasfondo polìtico.
Esta fue la hipótesis que manejó su amiga, la dirigente estudiantil y militante del partido opositor Voluntad Popular Gabriela Arellano. la líder opositora pidió indagar sobre sus actividades dado el estrecho vínculo entre ambas.