El semanario brasileño Veja informó este sábado que entrevistó por separado a tres ex funcionarios del gobierno de Venezuela, todos ellos “ex integrantes del gabinete de Hugo Chávez”, quienes aseguraron haber estado presentes cuando el fallecido caudillo bolivariano y el entonces presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, discutieron sobre el trabajo que estaba realizando el fiscal Alberto Nisman, a cargo de la investigación sobre el caso AMIA.
Según los ex funcionarios chavistas citados por Veja, “representantes del gobierno argentino recibieron grandes cantidades de dólares en especies. A cambio de dinero, dicen los chavistas disidentes, Irán pidió que la autoría del atentado fuese encubierta”.
El papel de Antonini Wilson
Según las fuentes de la publicación brasileña, el gobierno argentino recibiría una buena cantidad de dólares por lo pactado. Uno de estos tres ex funcionarios venezolano contó que la famosa valija de Guido Antonini Wilson, con 800.000 dólares, provenía del régimen iraní y tenía como destino la campaña presidencial de Cristina Kirchner, y que Chávez sólo fue el intermediario. «El dinero era originario de Irán para la campaña de Cristina Kirchner», manifestó a Veja.
Coincidentemente con la detención de Antonini Wilson, Chávez realizó 48 horas después una visita oficial a Buenos Aires. Uno de los ex miembros del gobierno de Chávez reveló cuando el caudillo bolivariano se enteré respondió con un improperio y preguntó quién había sido el «idiota» que coordinó la operación.
Los vuelos «aeroterror»
El tráfico Caracas -Teherán se intensificó y se incluyó a Damasco, Siria, en las escalas. Los vuelos eran realizados por un Airbus A340 dos veces por mes y además de dinero trasladaba drogas, documentos y equipamientos, en viajes que la cúpula chavista apodó «aeroterror».
«Cuando partía desde Caracas, la nave era cargada con cocaína. La droga era descargada en la capital de Siria, donde era redistribuida por Hezbollah, el grupo terrorista del Líbano. A la vuelta, el avión traía dinero en efectivo y terroristas buscados internacionalmente», dice Veja.
Luego amplía: «Uno de los principales operadores de los vuelos Caracas-Teherán era el ministro del Interior de Venezuela, Tareck El Aissami, hoy gobernador del estado de Aragua. La DEA (agencia antidrogas de los Estados Unidos) tiene muchos testimonios que señalan al político como enlace entre las FARC (Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia) y Hezbollah. El Aissami tenía como representante en Siria al libanés Ghazi Nasr al-Din, que a finales de enero entró en la lista de más buscados del FBI. Su misión era producir y distribuir pasaportes venezolanos para ocultar la verdadera identidad de los terroristas que viajaban por el mundo. Entre esos terroristas estaba el clérigo Mohsen Rabbani, citado por Nisman como ejecutor del atentado a la AMIA. Con ese pasaporte, Rabbani viajó secretamente a Brasil al menos tres veces. Aun cuando los vuelos ‘aeroterror’ finalizaron en 2010, Venezuela siguió proporcionando documentos para encubrir a terroristas. Según el grupo de exiliados chavistas, hasta mayo de 2013 el gobierno de Caracar dio refugio al menos a 35 miembros de Hezbollah».
El polémico desarrollo nuclear de Irán
Por otro lado, la revista destaca que el pacto además incluyó secretos nucleares. Según los funcionarios chavistas, ahora radicados en los Estados Unidos, ellos no tenían información precisa de las negociaciones en torno a los temas nucleares y si finalmente se llegó a un acuerdo. Sin embargo, en otra de las revelaciones de la nota, aseguran que quien estaba al tanto del asunto era la por entonces ministra de Defensa argentina, Nilda Garré, hoy embajadora ante la OEA, en Washington.
No solo eso, de acuerdo a las fuentes de Veja, Garré (quien fue por unos meses embajadora de la Argentina en Caracas) habría mantenido un amorío con el propio Chávez. «Era algo en la línea de 50 sombras de Grey», dijo otro de los ex funcionarios chavistas arrepentido.
«No puedo afirmar que el gobierno de la Argentina entregó secretos nucleares, pero sé que recibió mucho por medios legales (títulos de deuda) e ilegales (valijas de dinero) a cambio de algo muy valioso para los iraníes», agregó la fuente.
La tecnología que el régimen teocrático del Ayatollah Alí Khamenei quiere utilizar para dotarse de la posibilidad de construir armas nucleares, según las reiteradas denuncias de Israel, ha estado en la mira de las grandes potencias que aun hoy buscan asegurarse el acceso a las centrales que construye el gobierno de Teherán. Mahmoud Ahmadinejad estaba presionado para desarrollar ese proyecto, pero la suerte de su pedido a Chávez -obtener el asesoramiento de la Argentina- no fue monitoreado de cerca por los disidentes que consultó Veja.
De todas maneras, la publicación señala que el tema fue tratado por Garré, y consigna que «existen semejanzas entre los reactores nucleares de Arak, en Irán, con el de Atucha, en Argentina. Ambos fueron planeados para producir plutonio, elemento esencial para la fabricación de armas atómicas usando apenas uranio natural. La diferencia es que Arak debería haber entrado en operaciones el año pasado, pero no hay indicios de que eso haya ocurrido efectivamente».
Información de Infobae