La turbia relación entre el «gigante del norte» como recientemente le llamó Maduro y Venezuela siguen haciendo historia. Finalmente, este jueves Barack Obama dio el paso que el Congreso de los Estados Unidos esperaba, la aprobación de las sanciones contra funcionarios del régimen de Maduro, considerados por violar los derechos humanos. Además, los dos países están sin embajador desde que Washington revocó la visa al diplomático venezolano, Bernardo Álvarez, después que Caracas retiró su aprobación al nominado por la Casa Blanca para dirigir su representación diplomática en Caracas, Larry Palmer.
Las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, que por más de una década han estado dominadas por las fricciones y discursos estridentes, enfrentan un reto de cambio ante el acercamiento entre Washington y La Habana que se prevé, propiciará importantes cambios en la geopolítica hemisférica, según estimaron analistas.
Dejando a un lado el discurso agresivo de los últimos días, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, afirmó la víspera, durante una visita a Argentina, que su gobierno estaba «obrando y buscando los mejores caminos para que las relaciones con el gigante del Norte tomen el rumbo que tienen que tomar, sobre todo, con las noticias y los vientos frescos que soplan por el Caribe, por Cuba».
Aún no está clara la posibilidad de que el gobierno de Maduro, estrecho aliado de La Habana, dé un giro a las relaciones con Estados Unidos y busque un acercamiento, pero analistas consultados por la AP indicaron que de no hacerlo quedaría aislado ante los cambios geopolíticos que vendrán en el hemisferio.
La regulación recientemente aprobada por Obama contra funcionarios venezolanos, suspenderá visas y congelará en Estados Unidos activos pertenecientes a los funcionarios del gobierno de Maduro a los que el gobierno federal identifique como responsables de violar derechos humanos, basado en lo ocurrido en las protestas de febrero del 2014.
AP