Aunque el Gobierno se vanagloria de sus constantes aumentos de salario -que no son más que un indicio de la desbocada inflación que sufren los venezolanos como una epidemia- la realidad de la calle le echa en cara a los ciudadanos su verdadera situación.
A través de las redes sociales se viralizó la imagen de un envase de leche fortificada importada de 1,5 kilogramos que está siendo vendida en un local de la isla de Margarita.
Para poder comprar este potecito de leche con el salario mínimo actual, el venezolano debería invertir íntegramente lo que ganó en 88 días. Si se desea aguantar un poco más al ajuste que se aplicará desde el 1 de septiembre, aún así debe invertir casi el doble de lo que ganará mensualmente (Bs. 22.576,8).
Después de ese ajuste, necesitaría todavía poner Bs. 1.420 más de lo que devengará por concepto de ticket de alimentación (Bs. 42.480) si desea darse ese «gusto» alimenticio.
¿En cuál otro país del mundo un pote de leche equivale casi al trabajo de dos meses? Solo en Venezuela y solo en revolución.