Lenyheris Marcano, de 11 años de edad, padecía desde hace un año lupus eritematoso sistémico y nefritis lúpica. El miércoles, alrededor de las 6:00 pm, falleció en el Hospital J. M. de los Ríos en Caracas luego de un colapso. En el centro de salud no tenían furosemida, diurético indicado para su condición, ni reactivos para las pruebas de laboratorio, así lo reseña El Nacional.
“La niña tenía fiebre desde el viernes y orinaba poco. Estaba muy hinchada y agotada, con tos y dificultad para respirar. La llevé el martes a las 4:00 pm a la emergencia del Hospital de Niños. Me preguntaron que por qué había esperado tanto si conocía su patología y yo les dije que otras veces no la recibían si no tenía tres días seguidos de fiebre”, cuenta la madre de Lenyheris, Solimar Muñoz.
A las 7:00 pm, la revisó una nefróloga. Le indicó furosemida, un diurético, de 20 miligramos en ampollas. En el hospital le pusieron una primera dosis de 40 miligramos y le pidieron a la madre que consiguiera más. La búsqueda se hizo hasta por redes sociales.
El lupus eritematoso sistémico es un trastorno en el cual el sistema inmunitario ataca por error al tejido sano propio, que puede afectar piel, articulaciones, riñones y cerebro. En Lenyheris derivó en una nefritis lúpica, que la llevó a recibir hemodiálisis en el Servicio de Nefrología durante unos meses. Un médico aseguró a El Nacional que el cuadro de la niña se había complicado por una diarrea que le causó deshidratación.
El miércoles a la 1:00 pm, ante la poca evolución de la paciente, que seguía sin orinar y con mucha fatiga, pidieron a los padres que llevaran unas muestras de sangre a analizar porque el J. M. de los Ríos no tenía los reactivos. El papá fue a la Policlínica Metropolitana. No alcanzó a volver con los resultados.
En el hospital tampoco hay material para realizar placas.
“Como a las 5:00 pm vinieron a cambiar a mi hija de cama. Cuando la veo tenía los ojos volteados. Estaba entrando en paro respiratorio”, narra Solimar. La niña recibió primero 3 dosis de adrenalina a las que no respondió y luego otras 3 más, y la intubaron. 10 minutos después Lenyheris tuvo otro paro respiratorio. No reaccionó.
“Quizás igual, más tarde que temprano, los niños con esas condiciones tan graves van a morir, pero en Venezuela todo se acelera”, comenta una de las tías de la niña que se había unido a la búsqueda de los medicamentos por redes sociales.
El médico que no quiso ser identificado cree que la muerte de la paciente no se dio por la falla en el medicamento ni por la falta de las pruebas que no eran cruciales para el diagnóstico. Admite que la escasez de furosemida es recurrente en el hospital y el país, así como las de antibióticos. “No tenemos todos los antibióticos, hay que pasar de uno a otro. Son prioritarios y no los tenemos para cumplir tratamientos”.
El especialista indica que la semana pasada murió otro paciente del Servicio de Nefrología, un niño de cinco años con una enfermedad renal crónica que ameritaba hemodiálisis. “El niño ya no tenía accesos vasculares, teníamos que ponerle un catéter intracardíaco, pero en el J. M. de los Ríos no hay todas las medidas de catéteres intracardíacos ni cirujano cardiovascular”. Cuando finalmente consiguieron el insumo, el cirujano y lo operaron, el paciente, en condiciones delicadas, tuvo tres paros cardíacos y falleció.
Neonatos en riesgo. En el Hospital Central de San Cristóbal han muerto 30 recién nacidos en lo que va de 2016, de acuerdo con cifras extraoficiales ofrecidas ayer por la alcaldesa de San Cristóbal, Patricia Gutiérrez de Ceballos. Dos muertes ocurrieron el viernes 5 de febrero, dos más el domingo siguiente, el lunes se sumó otro neonato y otro más el martes.
Gutiérrez pidió a la Asamblea Nacional conformar una comisión para que investigue estos casos registrados en el Hospital Central.
La muerte de nacidos a término y prematuros en el principal centro asistencial del suroccidente del país se conoció en una asamblea abierta de trabajadores de este centro de salud en la que salieron a la luz las condiciones operativas de las diferentes áreas de servicio. “Se nos están muriendo como pollitos los niños en el retén porque no tenemos surfactante pulmonar. Lo que estamos haciendo es medicina de guerra”, dijo en esa oportunidad Isabel Rodríguez, médico residente del posgrado de Pediatría.
Gutiérrez de Ceballos dijo que el fin de semana, el Cuerpo de Bomberos de San Cristóbal hizo el traslado de tres bebés desde el Hospital Central a centros privados de salud para garantizarles la vida.