En 2016, Carlos Alzaibar se graduó como dentista pero sus sueños de emprender en Madrid, España, le obligaron a aprender desde panadería y fotografía hasta coctelería, así conseguiría un trabajo rápido y podría ayudar a su madre, una paciente con trasplante de riñón.
Este es el camino que han tomado muchos venezolanos, se forman a través de cursos cortos para tener un oficio que les permita ganarse la vida en el exterior.
Esto no quiere decir que la decisión de formarse en varias profesiones permita conseguir un empleo, de hecho Alzaibar sigue desempleado y lleva más de un mes en la ciudad europea.
Cursos de mesero, bartender y fotografía están llenos, y cuestan cerca de cuatro millones de bolívares realizarlos.
Valentina Maggi, una ilustradora de 22 años, decidió por la coctelería, planea irse a Málaga: «tengo muchos amigos que se han ido del país y me han dicho que haga este tipo de cursos porque al llegar allá tienes más opciones de trabajo”, explica.
La demanda de estos cursos es tal que, según el gerente de la Academia Nacional de Bartender de Venezuela, Sergio Quiroz, este año se graduarán entre 5.500 y 6.000 estudiantes, a diferencia del 2016 cuando egresaron solo 4.500.
Este mismo curso lo hace un militar de las Fuerzas Armadas, espera migrar a Houston, en Estados Unidos, tiene 60 años y asegura que su pensión militar solo le permite pagar la colegiatura de sus hijos.