Empresas de maletín e importaciones que nunca se concretaron forman parte de esta trama corrupta que usó el «Sucre» para estafar a la nación.
Entre 2012 y 2013, los intercambios de bienes pagados a través Sistema Único de Compensación Regional (Sucre) entre Venezuela y Ecuador se incrementaron de forma increíble. De hecho, entre estos dos países se hizo efectivo el 95% de las transacciones hechas a través del Sucre.
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Otros 7 países apenas sumaron 5%. Pero ¿Por qué aumentó de esa manera el intercambio entre Venezuela y Ecuador usando esta “moneda”? El portal Armando.info, que ha seguido de cerca el caso y ha hecho una investigación al respecto, lo tiene claro: que en Venezuela hierve una necesidad de dólares, y que en Ecuador la moneda de uso corriente es, precisamente, el dólar, y que los pagos deben hacerse en esa denominación.
Así, con empresas de maletín, importaciones que nunca se concretaron, y una trama que incluye a asociaciones no solo en Ecuador, sino también en Miami, Venezuela vio como salían de sus arcas al menos 228 millones de dólares.
Este dinero pasó por Ecuador, y luego se fue a cuentas en Panamá o Estados Unidos.
En esta segunda entrega sobre los trasvases de divisas estatales a cuentas privadas mediante el sistema Sucre, se rastrean diversos esquemas usados para captar los codiciados dólares preferenciales de Cadivi: sobreprecios, facturaciones falsas con prestanombres, empresas fantasmas sin domicilio físico o meras casillas postales, unos entramados creativos que con frecuencia llegaban hasta Miami.
Dolores es, al parecer, una exitosa exportadora de hortalizas a Venezuela desde Ecuador. Pero ella no lo sabe. Lo único que sabe esta humilde pobladora de Guayaquil, discapacitada, es que una empresa de su país le pagaba un bono sin otra contraprestación de su parte que inscribirse en el registro de Rentas Internas. “Accedí a este bono porque en ese tiempo no tenía el Bono Solidario (N. de R.: Un programa de asistencia social del Gobierno de Ecuador) y, peor aún, en mi calidad de discapacitada, no podía acceder a una fuente de trabajo”, declaró a los agentes de la Fiscalía de Ecuador.
Inadvertidamente Dolores era parte de un esquema centrifugador de dólares americanos obtenidos del organismo administrador del régimen de control de cambio de divisas en Venezuela y transferidos, al final del ciclo, a cuentas privadas.
También sin saberlo, Dolores participaba de un boom histórico en las transacciones comerciales entre Venezuela y Ecuador, los dos aliados políticos que en poco menos de dos años, del primer semestre de 2012 al segundo semestre de 2013, vieron multiplicarse por tres el valor de su intercambio de mercancías en el marco del Sucre (Sistema Único de Compensación Regional), la canasta de monedas puesta en vigencia en 2010 por los países miembros del Alba-TCP (mas Ecuador y Uruguay) para facilitar el pago de las exportaciones intrarregionales con saldos en monedas locales.
De acuerdo a cifras oficiales del Consejo Monetario Regional del Sucre, las transacciones entre Venezuela y Ecuador representaron 95 por ciento del total tramitado en ese sistema de compensación monetaria. Los restantes siete países incluidos en el sistema a duras penas completaron el restante cinco por ciento.
¿Qué complementariedad explica este auge repentino del comercio entre Venezuela y Ecuador?
Que en Venezuela bullía –como todavía lo hace– la avidez por los dólares, cuyo acceso está controlado por el régimen chavista desde 2003, mientras que en Ecuador las liquidaciones de las exportaciones se efectúan en dólares, la moneda de circulación corriente y de pago obligatorio en ese país andino desde el año 2000.
La suma de ambas circunstancias fue exprimida por algunos sectores de ambos países para tener acceso a los dólares con tasas preferenciales otorgados por el Estado venezolano para el pago de importaciones definidas como prioritarias. Pagos por adelantado sin respaldo, sobrefacturaciones y exportaciones ficticias sirvieron para crear un flujo de dólares de Venezuela a Ecuador que luego tenían otro destino. El vínculo entre estas prácticas y el incremento del intercambio comercial entre los dos países queda claro con un dato: las transacciones binacionales cayeron en 2014 a los niveles previos, tras la quiebra en 2013 del Banco Territorial y de Coopera, empresas que sirvieron de verdaderas salas de máquinas para esas operaciones.
A partir de los papeles de la investigación que sobre esas entidades llevaron adelante las autoridades ecuatorianas, los diarios El Universo (Ecuador) y El Nuevo Herald (Estados Unidos), en conjunto con el sitio Armando.info de Venezuela, llevaron adelante una investigación de los esquemas usados irregularmente para captar dólares preferenciales del Estado venezolano desde Ecuador.
Además del caso de las casas prefabricadas del Fondo Global de Construcción, reseñado en anterior nota, el trabajo de los reporteros detectó otro flujo, por 228 millones de dólares, que discurrió en el marco del Sucre desde Venezuela a Ecuador hasta diluirse en cuentas bancarias en lugares como Panamá, Bahamas y Anguila y exportaciones ficticias. Hasta nueve empresarios venezolanos aparecen conectados a esas transacciones, amparados tras casillas postales o participaciones en empresas de yates y aviones en el estado de Florida, Estados Unidos.
Dolores no conoció ninguno de esos lujos. Tampoco fue tan cosmopolita. Ella tan solo fue una cándida prestanombres para una operación que necesitaba hacerse de personas jurídicas o naturales que generaran facturas para justificar los montos asignados a sus transacciones.
Maraña venezolana en Florida
En Florida, Estados Unidos, una de las empresas registradas allá recibió dinero de Samuel Sánchez Boada y y de la exportadora ecuatoriana Transadi. Se trata de Global Supplies and Equipment Services LLC, a la que llegaron 10,15 millones de dólares a principios de 2013, según los documentos asociados con el proceso judicial que se adelanta en Ecuador.
El Nuevo Herald constató que la dirección registrada de la empresa en Miami, Estados Unidos, corresponde a una casa abandonada, aunque la empresa se mantiene activa en el registro comercial del estado de Florida.
Su representante, el venezolano Nelson Contreras, declaró que su intención era mudarse a Miami, pero que no lo hizo al fin y la empresa en Miami se mantiene sin ninguna actividad. También explicó que conoce a Sánchez Boada, pero que no sabe de él desde hace mucho, pues le prestó un dinero y no le cumplió. Cree que el tema de la transferencia podría ser el resultado de una usurpación de identidad, pues no ha recibido transferencias desde Ecuador.
Los dineros de las operaciones asociadas con Sánchez Boada también llegaron a una empresa de yates en Miami y a una empresa aeronáutica, Bombardier Aerospace Corporation.
Silva Conde también aparece como representante de la empresa Inversiones Siltor 2009 en Estados Unidos, que recibió más de un millón de dólares de Escastell y, según documentación bancaria, designó una casilla postal en Brickell, Miami, Estados Unidos, para los giros. El titular de la casilla en Brickell, Pedro Antar, dijo a El Nuevo Herald que Silva Conde lo había hecho a sus espaldas.
“Eso es un fraude, un abuso”, dijo Antar a El Nuevo Herald. El empresario conocía a Silva Conde desde hace casi una década, y dice que hace cuatro años lo ayudó a crear dos empresas en Florida, que luego fueron desactivadas. “Yo no sé nada de negocios con Ecuador, ni de negocios con Silva ni con Sánchez Boada”.
Pedro Silva Conde accedió en principio a dar una entrevista, aunque advirtió que sería breve, pues no disponía de mucho tiempo porque su padre iba a ser operado. Después de ello no volvió a responder. En el caso de Sánchez, El Universo intentó contactarlo a través de los correos de la empresa, pero ya no funcionan.
En Ecuador se adelanta un proceso judicial contra Sánchez Boada y Silva Conde por las operaciones realizadas por Escastell y Prospermundo. Las otras empresas involucradas en este esquema no están en juicio. Hasta que Sánchez Boada y Silva Conde no se presenten ante las autoridades, el proceso sigue suspendido.
Pero la trama de los 228 millones de dólares en operaciones asociadas con el sistema Sucre se extendió a otras empresas fantasmas y casillas postales en Florida, Estados Unidos. Allí llegaron transferencias de dólares que comenzaron por la adquisición de divisas a tasa preferencial de Cadivi en Venezuela, pasaron a empresas en Ecuador y se movieron hasta el territorio americano.
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(*) Este reportaje se investigó y publicó en simultáneo en armando.info y los diarios El Universo de Guayaquil y El Nuevo Herald de Miami, con el apoyo de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas, del International Center for Journalists (ICFJ), en alianza con Connectas.