Una mancha de sangre real brotó en una hostia consagrada en la Iglesia San Juan de La Cruz, de Maturín, desde el pasado 29 de enero y hasta la fecha no se le ha borrado.
El obispo monseñor Enrique Pérez Lavado indicó que se había confirmado que la mancha era real. “Una hostia consagrada tiene que recibir un trato especial y así se lo hice saber al comisario. La sometieron al luminol y se confirmó que es sangre. Sangre que no es ni goteada ni fundida”, explicó al medio El Pitazo.
El párroco Enrique Fermín fue quien se percató de la situación: “Precisé que había una hostia arriba con una mancha roja, con apariencia de sangre, y en ese momento a mí se me vino toda la situación que estamos viviendo y yo solo dije: bueno Señor si esto es sangre, que sea la sangre tuya la que se derrame y no la de inocentes. Eso fue lo que yo sentí”.
Fermín indicó que era muy pronto para confirmar que se trate de un milagro. El Vaticano es el encargado de evaluar con detalles este hecho.
Redacción Maduradas con información de El Pitazo
También puede leer: