Un nuevo incendio masivo en Irak durante la celebración de una boda a la que asistieron más de medio millar de personas ha dejado al menos 114 muertos y más de 200 heridos, una tragedia que ha conmocionado el país y que ha vuelto a poner el foco sobre la corrupción y la negligencia relacionada con la infraestructura.
La catástrofe, calificada de “accidente” por el gobierno iraquí, tuvo lugar la noche del martes al miércoles en el distrito de Al Hamdaniya, en la provincia norteña de Nínive, y ha sido atribuida al uso de fuegos artificiales y de bengalas en el interior de la sala donde se celebraba la ceremonia.
De acuerdo con la Defensa Civil, la sala de la boda estaba cubierta de paneles de plástico Ecobond “altamente inflamables”, cuyo uso en este tipo de construcciones constituye “una violación de las instrucciones de seguridad”, mientras que la instalación carecía de sistemas de alarmas y de extinción de incendios.
Una boda trágica
El incendio “se propagó muy rápidamente” y provocó “el colapso de partes de la sala de la ceremonia”, construida con “materiales de bajo coste que se derrumbaron en cuestión de minutos”, según la Defensa Civil, que indicó que la quema de los paneles de plástico provocó una emisión de gases tóxicos.
“La alegría y la felicidad se convirtieron en muerte y tristeza de repente, cuando el fuego se propagó rápidamente y lo quemó todo”, aseguró a EFE Hanna Korkes, uno de los asistentes a la boda celebrada en la sala de fiestas Al Haitham Hall.
El iraquí relató que el evento fue “alegre y bonito”, y que los asistentes no pararon de bailar y cantar “hasta que algunos se pusieron a lanzar fuegos artificiales de la sala”.
“Perdimos a varios amigos y familiares en este doloroso incidente”, sollozó Korkes, que afortunadamente salió ileso al encontrarse cerca de la salida del local cuando empezó a arder.