La fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, y la ministra de Prisiones, Iris Valera, fueron las primeras dos altas funcionarias que pusieron el grito en el cielo por las sanciones impuestas por la Administración Obama para castigar la represión de las protestas celebradas en el país a lo largo de 2014.
Ortega y Valera propusieron como respuesta la quema del visado de entrada en Estados Unidos en sus pasaportes y la convocatoria de una «manifestación antiimperialista» contra lo que, con obvia exageración, denominan el «bloqueo financiero» contra el país, reseña ABC de España.
Pero pocos empleados públicos acudieron a la convocatoria antiimperialista. Tampoco tiraron sus pasaportes a la hoguera para quemar el visado norteamericano. A fin de cuentas las sanciones no van contra ellos ni afecta a toda Venezuela, como es el caso del embargo que vive Cuba desde hace casi 53 años. Las sanciones de Obama contra Venezuela se centran fundamentalmente en los altos funcionarios vinculados con la represión, en la élite del régimen que más se ha empleado en acogotar a la oposición.
Hay militares y funcionarios cuya principal preocupación es su bienestar material
Pero las sanciones han puesto de manifiesto también que comienzan a socavar el apoyo del que goza el régimen entre funcionarios, militares y bases del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV). Hay chavistas fuertemente ideologizados, pero hay también muchos militares y altos funcionarios que sostienen al régimen por las oportunidades de negocio que les brindan. Y que ahora ven con inquietud creciente cómo peligra el futuro de su prosperidad material, según destacan analistas y opositores. Una situación que se ve, además, muy agravada por la grave crisis provocada por la caída de los precios del petróleo del que depende Venezuela económicamente.
«El objetivo de los militares no es el poder político, sino seguir dándoles continuidad a los negocios que ellos tienen, ya que han creado una nueva élite empresarial», afirma Diego Moya Ocampos, analista para América Latina de IHS Global Insight/IHS Jane’s en declaraciones recogidas por el diario «El Nuevo Herald». Y, desde ese punto de vista, las medidas aprobadas por la Administración Obama «crean una situación en la que el que acumule mucho poder, el que brille más allá de lo que debe brillar, el que salga a reprimir para defender al Gobierno, en vez de salir recompensado, como lo hemos visto en el pasado, simplemente va a quedar expuesto a más sanciones».
La fiscal general, Luisa Ortega, y la ministra de Prisiones, Iris Varela, formarían parte de una selecta lista de entre 56 y 200 altos cargos afectados por las sanciones impuestas por Estados Unidos por violación de los derechos humanos. Medidas de castigo que van desde la suspensión del visado de entrada hasta la congelación de las cuentas bancarias y propiedades y activos que tengan en territorio norteamericano.
Prisión y torturas
El Gobierno de Barack Obama tomó la decisión de castigar a los funcionarios venezolanos –civiles y militares– involucrados en las denuncias documentadas desde febrero pasado sobre la represión de las protestas de la oposición llevadas a cabo en este año, y en las que murieron 43 personas, fueron heridas 2.500, y detenidos cientos de opositores, muchos de ellos torturados y maltratados según denunciaron las organizaciones de derechos humanos Human Rights Watch y Amnistía Internacional.
Pese a que Washington no muestra en público la lista de los sancionados, según es su tradicional costumbre, el senador republicano Marco Rubio se encargó de dar a conocer una «mini lista» de 26 sancionados entre los que figuran la fiscal Ortega, la ministra Valera y altos jefes militares, todos ellos destacadas figuras del régimen, pero también adictos a las compras de artículos de consumo en los centros comerciales de EE.UU.
En tiempos de crisis, cárcel y amenazas a los opositores
Leopoldo López, opositor encarcelado
El líder del partido opositor Voluntad Popular se encuentra en la cárcel desde el pasado febrero acusado de «instigar para delinquir». Fue la cara más visible de la protesta contra la corrupción y la crisis que sacudió a todo el país. El régimen no le perdona el papel que jugó en aquellas multitudinarias manifestaciones. Pese a las críticas internacionales, el chavismo no ha dado ninguna señal de que tenga la menor intención de liberarlo.
María Corina Machado, diputada amenazada
Junto a López, María Corina Machado fue la otra cara visible de la revuelta de este año. Fue imputada bajo la acusación de conspirar en una supuesta trama para asesinar a Maduro y cambiar el régimen. No hay ninguna prueba seria que acredite semejante barbaridad. Pero la amenaza es explícita. En cualquier momento puede ser encarcelada y se expone a una pena de hasta dieciséis años de cárcel. Esas amenazas, sin embargo, no han conseguido acallarla.
Jesús «Chuo» Torrealba, líder de la MUD, amenazado
El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD, organismo que aúna a la oposición) ha sido amenazado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV, chavista) por apoyar las sanciones aprobadas por Washington contra responsables de la represión en el país. El PSUV ha anunciado que preparará acciones legales contra Torrealba, a quien acusan de «traición a la patria» y de apoyar «la intervención y la agresión extranjera».
Ludmila Vinogradoff / ABC de España