Ante la profunda crisis política, económica y social, este jueves el gobierno de Venezuela mantendrá la primera reunión formal y pública con la oposición. Sin embargo, en la previa del diálogo, la Mesa de la Unidad Democrática se encuentra dividida sobre cómo hacerle frente a la crisis.
Por un lado están quienes sostienen que este acercamiento representará un atentado para la lucha democrática contra la «dictadura» del presidente Nicolás Maduro. Por el otro, en tanto, figuran aquellos que estiman que un diálogo con el chavismo podría significar un importante avance para garantizar el respeto al estado de derecho.
Entre los partidos opositores que se negaron asistir al diálogo, están Voluntad Popular, Alianza Bravo Pueblo y Proyecto Venezuela.
«No creemos en un ‘diálogo’ en el que el régimen sólo plantea un show político utilizando a los cancilleres de UNASUR como interlocutores, pero negándose en todo momento a dar gestos necesarios (…) para poder hablar de diálogo sincero (…) Nuestra organización no validará ningún diálogo con el régimen mientras siga existiendo represión, encarcelamiento y persecución contra nuestro pueblo», indicó por medio de un comunicado Voluntad Popular.
Antonio Ledezma, alcalde de Caracas, fue uno de los principales dirigentes de la oposición que se opuso férreamente a formar parte de la mesa de negociaciones. El argumento que el funcionario esgrimió sobre su negativa responde a las exigencias presentadas por el arco opositor en un encuentro similar en diciembre pasado. En aquel entonces se exigió al gobierno la liberación de presos políticos, el desarme de los colectivos chavistas, la renovación de los poderes públicos y la devolución de competencias a las alcaldías, pero nada de eso terminó siendo efectivizado por el chavismo.
A pesar de su negativa, el alcalde metropolitano aclaró que respeta a quienes decidieron asistir a la reunión de este jueves. «Yo sigo luchando por la unidad que es la fortaleza, pero está en juego el destino del país».
María Corina Machado, una de las banderas de la resistencia opositora, también declinó la propuesta de diálogo con el oficialismo. La diputada aseguró que no aceptaría asistir a una mesa de negociación para «estabilizar la dictadura» de Nicolás Maduro.
En la misma línea de Ledezma, la dirigente destituida del Congreso por el chavismo expresó que no puede haber conversaciones mientras el Gobierno mantenga dirigentes políticos y estudiantes presos.
Roberto Enríquez, presidente de Copei, en cambio, se mostró optimista ante la mediación de un representante designado por el papa Francisco, como pidió al secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, una delegación de ese partido.