La novelista Milagros Mata Gil escribió recientemente un artículo a través de su cuenta personal de Facebook, en el ofrecía detalles de una supuesta coronaboda que se habría realizado en días pasados en el Club Sirio de Lechería sin ninguna medida de prevención frente a la pandemia del coronavirus y que supuestamente terminó siendo foco de la enfermedad en la entidad.
En el texto Mata Gil señala que a la fiesta, un matrimonio doble, asistieron 800 invitados y otras 200 personas fueron contratadas para el servicio.
Además, la escritora dijo que a esta fiesta asistió el fiscal general de Nicolás Maduro, Tarek William Saab, y su madre, Alía, de quienes dijo que fueron «las estrellas» de la celebración.
Como consecuencia de este escrito, Mata Gil fue deteniday por ser difundido a través de un grupo de WhatsApp quedó detenido el poeta Juan Manuel Muñoz, conocido como Moriche, quien es el administrador de ese espacio en la aplicación de mensajería instantánea.
A continuación el texto publicado por Mata Gil y titulado «Fiesta Mortal»:
I. El asunto es que el afán de figuración social de los recién vestidos resulta tan grande como lo es su narcisismo, variante de la estupidez. Entonces, enviaron y recibieron 800 invitaciones. Contrataron 200 personas para el manejo del catering, el bar y el servicio, ujieres, vigilancia, guardaespaldas, acomodadores, decoradores. Y eso sin mencionar el personal externo relacionado con los invitados al pantagruélico evento.
II. Dicen que la planner de bodas, empresaria ultraconocida, tenía síntomas de covid-19, pero no estaba dispuesta a perder un contrato de seis cifras altas en dólares. Era acondicionar el Club Sirio en Lechería para la fiesta celebratoria de un matrimonio doble. Por ahí circulan las fotos. Novias de impoluto blanco y amplias faldas. Muy clásico todo. Damas enjoyadas a las que casi se les huele el perfume y otras, de cerradas túnicas con visos dorados y burkas, a las que casi se les siente el olor. Y todos sin tapaboca. Y todos abrazados. Nada de aislamiento social. Torres de pasapalos y dulces de la rica y exquisita variedad árabe. Comamos y bebamos, que luego moriremos. Carpe diem y todo el epicureísmo de esa raza. La fiesta fue un éxito. Y más que las novias, las estrellas fueron, dicen, Tarek Saab y su madre Alía.
III. De El Tigre fueron en caravana alegre. Musulmanes y cristianos bien avenida. Por supuesto, nada de jamón. Nada que oliera siquiera a cerdo. Ante todo, la higiene alimentaria según el Profeta. Una o dos semanas después, comenzó la epidemia que ha hecho colapsar las clínicas y hospitales tanto de Barcelona y Puerto La Cruz como de las poblaciones circunvecinas. 600 contagiados y sumando. Algunos muertos. Los invitados a la boda y sus familiares y después sus empleados y los familiares de los empleados. La planner, el marido y todo el personal contratado para el servicio y la familia y los amigos. Decían que el propio Fiscal estaba infectado, pero vistas sus pesquisas faranduleras, quizá no.
IV. Hubo un tiempo en que la colonia árabe era modesta. Disfrutaban de sus ganancias, eso sí. Pero sin ostentación. Sus nuevas y desmadradas riquezas, insertados en el turbio y voraginoso cauce de los negocios con este desgobierno, los han hecho resbalar hacia la superficialidad del lujo mostrable y demostrable. Hacia la obscenidad y las secretas búsquedas de placer. No olvidemos el asunto de los suicidios acordados. La decadencia. La decadencia. Y aún falta. Pero de ésta, pagaron alguna consecuencia.
Redacción Maduradas con información de Tal Cual
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