Un tobo, un envase de comida viejo, un pote de refresco. Cualquier recipiente sirve. La gente lo coloca en los techos y allí almacena agua. “La gente está agarrando el agua de lluvia porque prefiere esa antes que la que envía la Compañía Anónima Hidrológica del Centro (Hidrocentro)”, explicó Carlos Graffe, dirigente político.
La utilizan para el quehacer del hogar. Incluso para bañarse y lavarse la cara. “La gente lo que dice es que el agua que envía Hidrocentro huele a cloaca. No se puede usar”. El dirigente reconoció que hasta él mismo subió al techo de su casa para hacer lo mismo y tener con qué lavarse la cara.
En diversas oportunidades hemos reportado denuncias de vecinos de Valencia que asegura que el agua que llega a sus hogares es verde, huele mal y tiene espuma.
El problema es que Hidrocentro asegura que el agua que envía a 4 millones 600 mil personas es potable. Pero no cumple con los parámetros para ser considerada así, opinó Graffe. “Además el agua no llega en sectores del sur sino 2 veces por semana. La gente está aprovechando ante la escasez”.
Tiene que haber sensatez. La directiva de la estatal hidrológica debe renunciar, exigió Graffe. Está comprobado que no hay voluntad de resolver el problema de calidad del agua en la región central.
El estado de las plantas potabilizadoras y de tratamiento de aguas negras es inaceptable. “Lo que se está cometiendo es un crimen contra la salud pública. Toda la gerencia debería salir si les importara suministrar agua potable. Pero no les interesa”.
Luis Alejandro Borrero| @LABC7/ El Carabobeño