Esta semana se celebrará la XVII cumbre del Movimiento de Países No Alineados en la isla caribeña de Margarita desde el 13 al 18 de septiembre. Un país con una fuerte crisis humanitaria recibirá a invitados de los 120 miembros.
Con una inflación de tres dígitos, escasez de alimentos y bienes básicos, fuerte recesión económica y persecución política, el régimen verá la oportunidad a través de la Cumbre de contrarrestar las acusaciones por su mal desempeño económico y represión a la disidencia.
Sin embargo, como dicen por ahí, el sol no se puede tapar con un dedo y la deprimente realidad en la que está sumida el país tampoco. Se dice, que la cumbre le costó 100 millones de euro al pueblo venezolano. Un dinero que podía ser invertido para sacar al país de la escasez de alimentos, la crisis de salud e inclusive en planes para acabar con la inseguridad y delincuencia.
Las 554 toneladas de alimentos que llegaron a Margarita de forma sorpresiva, la prohibición de venta de boletos aéreos a la isla dirigentes opositores, la suspensión de porte de armas y el ofrecimiento de aviones a presidentes para que asistan a Cumbre, han sido una de las tantas cosas del régimen para seguir montando su “show” ante la comunidad internacional mientras la otra mitad del país se muere de hambre y/o por falta de medicinas.
Una imagen vale más que mil palabras y mientras todo este evento sucede en la isla de Margarita, una familia venezolana en Guayana en condiciones precarias y con un bebé en brazos, sostiene un cartel pidiendo ayuda económica para comprar medicinas a su hijo.