El poderoso huracán Ian atravesó desde la madrugada del martes el oeste de Cuba dejando una estela de daños, con árboles y líneas eléctricas derribados y techos arrancados, aunque de momento sin reporte de víctimas.
«El huracán Ian se aleja del territorio nacional, pero aún persisten sus efectos destructivos», dijo en un tuit Defensa Civil de Cuba, pidiendo a la población no confiarse.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos pronosticó en su reporte que «Ian se acercará a la costa oeste de Florida como un huracán intenso extremadamente peligroso».
El huracán categoría 3, que tocó tierra en la madrugada en la provincia de Pinar del Río, oeste de Cuba, el martes por la tarde estaba a 375 kilómetros de Sarasota, Florida, y avanzaba con vientos sostenidos de 195 kilómetros por hora a una velocidad de 17 kilómetros por hora.
En camino a San Juan y Martínez, a 190 km de La Habana, uno de los lugares más golpeados y zona de plantaciones de tabaco en Pinar del Río, hay cultivos anegados, árboles arrancados, muchos como si los hubieran cortado con hacha, y cables tirados por todos lados, constataron periodistas de AFP.
En la población Consolación del Sur, Caridad Fernández, un ama de casa de 65 años, contempla el desastre en el umbral de su hogar inundado, con colchones mojados. Las tejas francesas se fueron con el huracán.
«Todo lo tenemos dañado, pero lo que hay es fe en mantener la vida, y eso lo tenemos. De todo se sale, menos de la muerte», dice la mujer con ojeras tras una larga noche.
AFP
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