Sobre piscinas y colchones inflables, niños venezolanos son cruzados de Matamoros a Brownsville en el sur de Texas, en los Estados Unidos. Así atraviesan las peligrosas aguas del Río Bravo para llegar desde México.
De acuerdo a La Jornada, los cruces masivos continuaron el pasado viernes 29 de diciembre por parte de migrantes que se negaron a empezar el nuevo año en el lado mexicano y con todos sus hijos se dirigieron a la orilla texana sin medir los riesgos.
En este punto, es donde una semana antes se ahogaron dos migrantes. Hay apenas vigilancia en el lado mexicano, mientras que en Estados Unidos militares buscan inhibir los cruces ilegales. Los fallecidos fueron: uno venezolano y otro haitiano.
El ciudadano originario de Venezuela fue identificado como Carlos. Al no poder llegar a la orilla estadounidense debido al fango, decidieron regresar a suelo mexicano. Sin embargo, ambos se hundieron en el proceso.
Presuntamente, el ciudadano haitiano de quien aun se desconoce su identidad, intentó salvar a Carlos, pero no lograron salir del fango y ambos perdieron la vida en el río.
La zona donde ocurrió el trágico accidente contaba con acumulación de basura y lirios, por lo que la situación era mucho más peligrosa.
Carlos viajaba con su esposa y sus dos hijos. Aunque su hija mayor, de 15 años de edad, logró cruzar con éxito, su hermano de ocho no tuvo la misma suerte. Tanto la esposa de Carlos como su hija hicieron llamados a las autoridades de México y de Estados Unidos por ayuda para recuperar los cuerpos de los dos migrantes, pero fueron ignoradas.
Mientras continúa la crisis migratoria en la región, cientos de extranjeros siguen realizando el peligroso viaje hacia el país norteamericano con el objetivo de encontrar en ese destino una mejor calidad de vida. Solo el jueves 21 de diciembre, alrededor de 200 migrantes intantaron cruzar por esta zona.
Redacción Maduradas
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