Los recientes cortes de luz en varias ciudades importantes del país demuestran la fragilidad del gobierno de Cristina Fernández en el manejo de las fuentes de electricidad. Las principales ciudades argentinas, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba han sufrido cortes de suministro eléctrico por horas y días completos en pleno verano, en medio de una ola de calor (100-104º F). (AP)
Aquellos países alineados a la «filosofía» del castrocomunismo que rige Cuba hace 55 años no la están pasando muy bien en la perspectiva energética. Tienen serios problemas no sólo en producción de gas y petróleo sino que esos problemas han saltado a la propia vida cotidiana de sus naciones. Argentina con una ola de calor desnudó un problema evidente: su ausencia de política energética.
Las principales ciudades argentinas, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba han sufrido cortes de suministro eléctrico por horas y días completos en pleno verano, sufriendo una ola de calor (100-104º F) y en fiestas de fin de año, hecho que demostró la fragilidad del gobierno de Cristina Fernández en manejo de crisis y una absoluta falta de criterio y visión de futuro en relación a la energía.
Millones de argentinos protestan en «piquetes» o revueltas callejeras contra la falta de electricidad y aguapero ya fundamentalmente contra el gobierno de «K«. Inclusive en twitter hay un trending topic que pedía la renuncia de la Presidenta argentina por su falta de reacción ante este problema.
Realidad energética
Aunque Argentina tiene un gran potencial de producción de gas (principal fuente de generación eléctrica del país), en formaciones denominadas «convencionales» (reservorios geológicos de relativo fácil acceso en exploración), también tendría formaciones de gas en reservorios de gas modalidad «shale-gas» que requieren inmensas cantidades de dinero para ser desarrollados. Y deberían empezar las inversiones en exploración y certificación de volúmenes de gas en breve.
Continúa recibiendo gas de Bolivia y trayéndolo en barcos metaneros (gas tipo LNG liquid natural gas) desde Trinidad y Tobago, y desde Qatar. Adicionalmente, va a empezar a adquirir 5mmm3d (millón de metro cúbico de gas diario) desde Uruguay que tendrá lista su planta de regasificación (de gas LNG) en 2015.
Sin embargo, una notoria ausencia de visión de largo plazo indica que Argentina está en «crisis energética» por un alto consumo eléctrico, baja generación de enegía y desconocidas nuevas fuentes de suministro.
En desesperadas medidas –que son simples paliativos- tanto el sector privado como el Estado argentino decidieron reducir consumo de electricidad en inadmisibles operaciones. Algunas de ellas son que los teatros mantendrán por siete días todas sus marquesinas sin encender, la cadena norteamericana McDonald’s reducirá luces de sus marquesinas y la iluminación de su cartelería exterior, y todas las compañías privadas del gran Buenos Aires apagarán la iluminación de todos los carteles y dispositivos publicitarios durante 24 horas, hasta que concluya la emergencia.
Modelo socialista
El problema de ésta crisis radica en un modelo político que no funciona para Argentina, que es similar al venezolano o boliviano y que se dedicó a «despilfarrar» fondos estatales en subsidios: el 2013 cerrará seguramente con 120.000 millones de dólares que «cubren» el déficit energético argentino y el transporte público.
El gas y la electricidad reciben subsidios, por ello las tarifas están muy por debajo de lo real. El subsidio en este caso «compensa» la diferencia entre el precio real de importación del gas o el costo real de generación de electricidad y los precios finales que los usuarios pagan.
Analistas argentinos me han confirmado que el verdadero problema de la crisis energética radica en que estos multimillonarios subsidios se aplican indiscriminadamente a todos los usuarios, beneficiando proporcionalmente más a los ricos de grandes ciudades que son los que más gas y electricidad consumen. Muchos de esos subsidios financian operaciones de gasto corriente y no estarían beneficiando directamente a los usuarios.
Urge, consecuentemente, que Argentina, con una absoluta potencialidad de generación de recursos financieros a través de la energía (gas, petróleo y venta de electricidad y derivados de gas) encare una nueva política de inversiones, modernizaciones al sistema y definitivamente abandone el sistema socialista que no ha permitido nuevas inversiones multinacionales en sectores tan sensibles como hidrocarburos y energía, que son cosa de todos los días.
No olvidemos que Argentina tiene como fuente de generación energética la energía nuclear que tanto les costó en tiempo y en inversión pero que no está rindiendo en su maxima potencia. Además, debemos agregar la consideración del gigantesco reservorio de gas natural anteriormente conocido como «Vaca Muerta» y la potencialidad de energías alternativas y las hidroeléctricas que merecen inversiones y mejoras de sus centrales.
Todas esas fuentes energéticas requieren inversiones multimillonarias que se producen únicamente con estabilidad política, legal y respeto a inversiones extranjeras, aspectos que no han estado ocurriendo en la denominada «década ganada» de los esposos Kirchner Fernández.
Este país se parece cada vez más a la convulsa Bolivia o Venezuela y menos a la Argentina que otrora era el ejemplo de crecimiento latinoamericano.
Boris Santos Gómez ÚzquedaBolivia / * Analista latinoamericano / Diario de las Américas