A pesar de la efectividad que, en gran número de ocasiones, tienen las redes sociales y aplicaciones de citas para conocer a nuevas personas o a potenciales parejas, muchas han sido las historias de terror que se han compartido sobre los peligros de estas.
Precisamente, Alan Moreno, un joven que invitó a una chica de Tinder a su casa, contó la «pesadilla» más grande de su vida. El hecho se produjo en Argentina.
«Parece de película y nunca crees que te puede pasar, pero sucedió. Una cita de Tinder se transformó en casi una tragedia«, contó, vía Twitter.
Detalló que el hecho inició un sábado por la noche, cuando una joven a la que conoció en Tinder se dirigió a su casa para «cuidarlo». Moreno refirió que fue un error hacerlo, ya que no la conocía personalmente, aunque tenían una semana conversando. A pesar de que la joven vivía, aproximadamente, a una hora de Alan, tardó 12 horas en llegar a su departamento.
«Parecía muy buena onda, aunque se la notaba un poco nerviosa, y me sorprendió que mirara tanto la casa», comentó el muchacho.
En algún momento de la velada, la muchacha, identificada como «Martina», se quedó sin cigarrillos, por lo que el Moreno salió, dejándola sola en su casa. Afirmó que ese fue su segundo error, ya que, al volver y probar el vino, notó un sabor «extraño» en la bebida.
«Noté un sabor muy raro (no seas paranoico Alan, pensé). La intuición me hizo ir al baño y escupirlo. La noche siguió, empecé a sentir miedo, pero trataba de no hacerme la cabeza: ‘¿Cómo te va a querer hacer algo?«, comentó.
Durante la noche, vieron una película y, aunque seguían compartiendo el vino, Alan seguía percibiendo el sabor extraño en la copa. Sin embargo, lo ignoró. También habría hecho caso omiso a las insistentes preguntas, sobre sus pertenencias, que la joven le manifestaba.
Según contó Alan, antes de que la joven llegara, había tomado la previsión de guardar todas las cosas más valiosas en un clóset bajo llave. Por tanto, sucumbió al sueño y, cuando despertó, a las 8:00 am, la muchacha ya no estaba en la cama con él. Esperó unos 10 minutos antes de salir.
Notó que faltaban las llaves del apartamento y, cuando salió, encontró a «Martina» llevándose su televisor, arrastrándolo por el pasillo. Al notar su presencia, la mujer huyó del lugar con las llaves de la vivienda en las manos.
«No sabía si perseguirla, si volver. Pánico. Estaba encerrado en mi propio departamento. Una hija de put* desconocida tenía las llaves de mi casa y sabía dónde vivía. Obviamente, a esa altura, ya me había bloqueado de todos lados. Denuncia policial, cambio de cerradura», agregó.
Además, señaló: «(Si pasaba una hora más), me desvalijaba la casa. Ni pensar en mi integridad física. La saqué demasiado barata».