Tras el anuncio de que Venezuela aportará voluntarios para la prueba de la vacuna rusa contra el COVID-19, la Academia Nacional de Medicina, la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman), la Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas y la Alianza Venezolana por la Salud hicieron un exhorto a respetar los principios científicos y aceptados a nivel mundial para su aplicación en el país.
“La urgencia para contribuir a la evaluación de una vacuna que pueda contribuir al control de la pandemia en nuestro país no debe vulnerar los principios científicos y éticos internacionalmente aceptados y debe hacerse con la mayor transparencia y con el apoyo de la población venezolana y de su comunidad médica y científica”, destaca un comunicado conjunto publicado este 24 de agosto.
Además, considera que si Venezuela considera participar en pruebas en fase 3, debe asegurarse de que el candidato vacunal ha sido debidamente evaluado en pruebas preclínicas y de Fase 1 y 2 en el país de origen de la vacuna y que los resultados de dichas pruebas deben haber sido publicados en revistas científicas arbitradas o al menos presentados en detalle a un Comité Científico Nacional integrado por expertos en virologia, epidemiologia, inmunologia, vacunologia y ciencias afines.
«Ese comité deberá juzgar la evidencia y decidir si existe suficiente justificación científica para proceder. El mismo Comité Científico debe analizar en detalle el protocolo propuesto, para constatar que el mismo es lo suficientemente robusto para proveer resultados confiables», consideraron.
En el documento recomiendan también que la propuesta de investigación debe ser estudiada por un Comité de Ética independiente y calificado, que dictamine que los ensayos «cumplen con los principios éticos internacionales de autonomía, beneficencia, no-maleficencia y justicia».
La vacuna, llamada Sputnik V, fue desarrollada por el Instituto de Investigación de Epidemiología y Microbiología de Gamaleya, con sede en Moscú y con el apoyo del Ministerio de Salud de Rusia.
La principal preocupación es que la vacuna rusa aún no ha pasado por un ensayo clínico de fase III. Un ensayo de este tipo, que generalmente involucra a más de 10 000 voluntarios y compara la vacuna con el placebo, buscaría demostrar la eficacia y seguridad de la vacuna. Sin los datos de la fase III, no se puede saber si la vacuna rusa puede proteger a las personas del SARS-CoV-2. Las afirmaciones de eficacia de este prospecto se basan actualmente en datos no publicados y en afirmaciones de voceros rusos.
Redacción Maduradas
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