El pasado 28 de mayo la Justicia de Italia condenó a la enfermera Fausta Bonino a cadena perpetua por el homicidio de cuatro pacientes en el hospital de Piombino, en la provincia de Livorno.
Bonino trabajaba en la unidad de cuidados intensivos del centro médico y fue detenida en 2016 por acusaciones de provocar la muerte de una decena de pacientes entre 2014 y 2015.
Las investigaciones determinaron que la enfermera les había inyectado grandes dosis de un anticoagulante a base de heparina que no había sido recetado.
A pesar de haber sido acusada de la muerte de 10 personas en el marco de un largo procedimiento judicial, finalmente la enfermera recibió la absolución por el fallecimiento de seis de los pacientes.