El Bono marcador registra caída de 38 puntos en 12 meses, por ende Venezuela culmina esta semana con el riesgo país más elevado del mundo y si la República necesita obtener financiamiento para cubrir parte de sus gastos a través de la venta de bonos en el exterior, tendrá que pagar una altísima tasa de interés. La percepción de riesgo de los inversionistas se traduce en que al cierre de ayer si Venezuela emite bonos tendría que cancelar una tasa de interés de 14,44 puntos porcentuales por encima de lo que paga Estados Unidos, que es la Nación que se financia al menor costo.
Hay un detalle clave
Para cubrir las importaciones y los pagos de deuda externa el Banco Central utiliza la porción de las reservas que está en efectivo (66% son barras de oro) y, tras la caída sufrida este bolsillo cuenta con menos de 2 mil millones de dólares, una cifra que no permite mayor flexibilidad. A las reservas líquidas se añade el ingreso de dólares que regularmente Pdvsa le entrega al Banco Central pero se trata de un flujo que resulta insuficiente, de hecho, Pdvsa solo le está depositando al BCV la mitad de las divisas provenientes del barril y coloca el resto en una serie de fondos administrados por el Gobierno. Al mismo tiempo el ingreso de petrodólares no crece porque Pdvsa no ha logrado incrementar la producción y vende barriles con descuento a países aliados como Cuba, mientras que un tipo de cambio artificialmente barato dispara la demanda de divisas. Los inversionistas también anotan que si bien Venezuela ha cumplido con todos los pagos correspondientes al vencimiento de los bonos el Gobierno se muestra con poca liquidez para atender la demanda de dólares del sector privado. Las empresas recibieron por parte de Cadivi lo que se conoce como Autorización de Adquisición de Divisas (AAD) y, con este aval, compraron materia prima u otro tipo de requerimientos a proveedores en el exterior. El organismo que hasta ahora había administrado la asignación de dólares, tenía que aprobar la entrega de los billetes verdes emitiendo la Autorización de Liquidación de Divisas (ALD), algo que en casos relevantes no ocurrió. El resultado es una deuda con compañías del exterior y casas matrices de 9 mil millones de dólares sobre la que la administración de Nicolás Maduro solo ha ofrecido que creará un cronograma de pago. La sequía de dólares para el sector privado ha impactado con fuerza a sectores como la industria automotriz que en enero registró una caída de 84% en el número de carros ensamblados. Estos eventos acrecientan la percepción de riesgo en el mercado, porque comienza a tomar fuerza la idea de que el Gobierno tiene problemas para cumplir con todos sus compromisos en divisas, reseña El Universal.