Un grupo de manifestantes de la resistencia confrontó a unos guardias nacionales durante una protesta y les cantó unas cuantas verdades.
Los jóvenes, que ocultan sus caras para preservar su identidad y evitar detenciones, les decían claramente la imposibilidad de concretar sueños y metas en una Venezuela a la que la revolución llevó a la miseria y en la que el dinero alcanza apenas para sobrevivir.
«Yo gano es 50 mil bolos, cómo me compro una cosa o un carro, un carro vale dos millones de bolos (…) Entonces podemos hacerlo fácil, me voy pa mi casa y no hago más nada, pero al día siguiente tengo hambre, es un h*evo conseguir la bombona de gas, están claros que todos aquí paren y tienen que comprarle a unos malditos llamados bachaqueros que juegan con el hambre del pueblo. Ah, pero el gobierno es tan maldito que los manda a ustedes a reprimirnos a nosotros y no a meter presos a los bachaqueros», reclamaba indignado el joven.