Directa y contundente, así fue la definición que el expresidente español Felipe González dio al régimen de Nicolás Maduro, quien preside una «tiranía arbitraria».
La presentación de «Preso pero libre«, el relato de las vivencias de Leopoldo López en la cárcel, se convirtió ayer en un acto de solidaridad con el líder opositor venezolano, encerrado desde febrero de 2014 en la prisión de Ramo Verde. Sirvió también para borrar las diferencias entre los grupos políticos españoles en negociaciones para formar Gobierno. Además de la esposa de López, el acto contó con el premio Nobel Mario Vargas Llosa y el expresidente español Felipe González.
El acto, al que asistieron cientos de personas, mientras muchas otras aguardaban en la calle, desbordó todas las expectativas y se celebró en un edificio muy simbólico: la sede de la Comunidad de Madrid, en pleno centro de la capital española, que albergaba las dependencias de la temida Dirección General de la Seguridad (DGS) durante los tiempos de la dictadura franquista. A la presentación acudieron, entre otros líderes políticos, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, que se sumaron a la presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Cristina Cifuentes, el director de la división para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, la esposa de Leopoldo López, Lilian Tintori, y el propio Vargas Llosa, que intervinieron en distintos momentos.
Precisamente un chiste sobre los tristes antecedentes del edificio fue el comienzo de la intervención del expresidente del Gobierno Felipe González, que participa en la defensa de López, ha viajado en numerosas ocasiones al país para hacerse cargo de su representación y es autor del prólogo del libro, editado por Península, reseñó El País.
“Ya le he dicho a la presidenta Cristina Cifuentes que no quiero volver a visitar esas dependencias, aunque las hayan reciclado para la democracia”, aseguró González, interrumpido en varias ocasiones por los aplausos y que comparó los métodos de las fuerzas represivas del franquismo con los de la policía política del régimen de Nicolas Maduro, el Sebin.
“Venezuela es una democracia traicionada, ya lo he dicho en otras ocasiones, o una tiranía arbitraria”. “Cuando veo en las redes sociales que insultan a los que defendemos una Venezuela libre y democrática pido que los que no sean mercenarios de la petropolítica vayan a Venezuela y lo vean”, continuó González, que calificó al país de “Estado fallido”.
Pidió a la oposición que intente dialogar con el Ejecutivo, aunque con la condición de que liberen a los presos políticos. “Uno no valora la democracia hasta que la pierde”, aseguró González, para quien la torpeza del régimen de Maduro lo único que ha hecho es “engrandecer” la figura de López.