María Laura Ferrer, una de las estudiantes de la Universidad Católica del Táchira (UCAT) secuestrada la noche del 25 de octubre, relató cómo se produjo el hecho.
Aparentemente, los jóvenes se encontraban a la altura del Obelisco de San Cristóbal (estado Táchira) en un vehículo cuando colisionaron con otro auto.
“Mi compañero se bajó a observar los sucedido y fuimos abordados por delincuentes con pelucas y máscaras”, contó la muchacha.
Detalló que los maleantes les amarraron las manos y les cubrieron los ojos, por lo que no tuvieron visión de dónde se encontraban durante los 5 días que duró su encierro.
“Duramos 5 días así, sin recibir comida y agua. Nos estábamos deshidratando (…). No sabíamos si era de día o de noche, perdimos la noción del tiempo. Solamente las ganas de volver a ver a nuestras familias nos mantuvieron en pie”, dijo.