Una humilde madre venezolana se descargó con todas sus fuerzas con un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana que le impedía el paso. La mujer, entre lágrimas y gritos, le reprochó la actual situación del país que tiene a la gente en cola y pasando hambre.
Le explicó que la pensión, de tan solo Bs. 15.000, no alcanza ni para comprar en la bodega y que ella, personalmente, no tiene dinero ni para comprarse unos zapatos.
Le confesó que debe dejar de comer para que sus hijos puedan quedar llenos.
«Antes yo trabajaba en casa de familia, y nunca me faltó el papel tualé, nunca me faltó el champú y ahorita me hiede el pelo, tengo violín, no tengo desodorante, tengo escabiosis porque no hay jabón de baño», dijo desesperada la mujer.
«Todos los días mi niña me dice, ‘mamá, quedé con hambre, tengo más hambre’, y yo tengo que darle de mi comida sin que ella lo vea, yo tengo que darle mi arepita para que quede llena«, dijo la señora entre lágrimas.
La mujer confiesa que gana Bs. 1000 al día, pero sin embargo, con eso no le alcanza para darle de comer a sus hijos.
Su hija, intentaba alejarla del lugar, pero la madre nunca dejó de descargarse contra el funcionario.