En el video, Bello califica de “exageraciones” de la periodista el hecho de que haya personas que hacen filas de hasta seis días para comprar productos, y replica diciendo que: “cuando voy al béisbol también tengo que hacer colas, para comprar la entrada, para comerme una ‘arepita’, para entrar al estadio”.
Luego de la publicación del video, a Herrero —según también comentó en las redes sociales— se le ha negado el acceso a otros actos en los que han participado funcionarios del Gobierno, acosado por un desabastecimiento de alimentos que ha alcanzado 70%, según han señalado fuentes extraoficiales, pues el Banco Central de Venezuela (BCV) no publica cifras de escasez desde agosto.
Durante 2014, 34 periodistas venezolanos fueron detenidos, y 134 amenazados o agredidos, según la ONG Reporteros Sin Fronteras, que señala que el país suramericano es el segundo con más trabajadores de la comunicación bajo amenaza del mundo, tras Ucrania.
A su vez, el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) calculó que en 2013 hubo al menos 30 casos de censura dirigidos desde el Estado, para prohibir la difusión de temas de interés ciudadano. Una encuesta de ese mismo grupo correspondiente a 2014, realizada a periodistas de todo el país, señala que uno de cada tres reporteros considera que el Gobierno los censura directamente.
Desde 2013, empresarios ligados al Gobierno han venido comprando medios de comunicación, incrementando la censura y la autocensura; en varias de las compras, como las del Grupo Últimas Noticias (que publica tres diarios de circulación nacional) y El Universal, se desconoce quiénes son los nuevos dueños de los medios, que se esconden detrás de empresas fachadas radicadas en España, Panamá o Estados Unidos.
“La nueva modalidad de censura en Venezuela ya no es cerrar los medios, sino comprarlos”, señala la expresidenta del Colegio Nacional de Periodistas y directora de la ONG Expresión Libre, Silvia Alegrett. “En todos los medios comprados desde 2013 se han presentado despidos, renuncias forzadas y censura”.
Restricciones 2.0
Con los medios tradicionales prácticamente clausurados, el Gobierno de Nicolás Maduro, sin embargo, ha visto que su popularidad cae a los peores niveles entre las administraciones de los últimos 20 años, esto debido al impacto que han tenido las redes sociales, así como los canales internacionales de noticias, en la opinión pública.
El Gobierno ha actuado de manera activa y pasiva: Por un lado, creando restricciones al acceso de ciertas páginas de Internet, o clausurando o amenazando con clausurar las señales de canales internacionales en Venezuela; o, por otra parte, saturando las redes sociales con mensajes a favor del Gobierno. Incluso, creó un Viceministerio de Redes Sociales, dependiente del Ministerio de Información, para funcionar como órgano de contra propaganda.
En febrero de 2014, con ocasión de una protesta estudiantil frente a la Fiscalía General de la República, en la que se produjo un tiroteo en el que murieron dos personas (y cuyos presuntos asesinos son funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Militar – SEBIN), Maduro ordenó la salida del aire del canal por cable NTN24.
La cadena había transmitido la protesta, mientras las televisoras venezolanas (incluyendo las de noticias y las estatales) habían obviado los incidentes en el centro de Caracas. La manifestación del 12 de febrero tuvo profundas consecuencias: Desató una ola de protestas que se prolongaron por cuatro meses y dejaron 43 muertos, al tiempo que causó la detención de Leopoldo López y de un centenar de personas que permanecen detenidas.
En ese momento, los venezolanos también perdieron, en gran medida, la señal de internet de NTN24, pero por el carácter descentralizado de la red, algunos de sus contenidos pueden ser vistos. La declaración de Bello, por ejemplo, se puede conseguir en Youtube.com y en NTN24 si a esta página se accede a través de Twitter, pero no si se busca directamente en el portal web de la televisora.
Igualmente, a través de DirecTV, es posible acceder, solo en algunos puntos del país a la señal de la televisora colombiana.
La censura se ha ido extendiendo a otros ámbitos de la red. Más de cien páginas de Internet tienen veto a través de los proveedores oficiales (de ellos, el más grande es Cantv) y puntualmente, cuando las situaciones se complican, Twitter y Facebook funcionan lentamente o con problemas. El país, además, tiene el acceso a Internet más lento de todo el continente.
Presos por tuitear
De la censura se ha pasado, además, a las detenciones. En octubre, con ocasión del asesinato del parlamentario oficialista Robert Serra, comenzaron los apresamientos de “tuiteros” que hicieron comentarios sarcásticos sobre el crimen o simplemente eran molestos para el Gobierno.
Al menos seis personas fueron arrestadas luego del asesinato, y calificadas por Maduro de “tuiteros del terror”. La más conocida de las personas detenidas es Inés González, @inesitaterrible, que con sus ácidos tuits llegó a tener más de 66 mil seguidores.
Desde octubre se encuentra apresada en los calabozos del SEBIN, donde pasa hasta tres semanas incomunicada en cada ocasión, a pesar de que un tribunal ordenó en noviembre que fuera liberada. En su último tuit, la joven se burlaba de los funcionarios que fueron a llevarle una citación, pero en su celda, de seguro, no tiene Wi-Fi. Ya hace tres meses que no escribe:
https://twitter.com/inesitaterrible/status/518454903057174528
A pesar de la censura, esta semana, las etiquetas #AnaquelesVaciosEnVenezuela y #ChavistaEresCompliceOPendejo han sido los más populares en el país. El propio Maduro dijo esta semana que “a través de las redes sociales quieren presentar a Venezuela como un país quebrado”, aunque las fotos de largas filas para comprar comida contradicen al presidente, tanto en el mundo virtual como en el real.
Pedro García Otero / PanAm Post