Inseguro por la lealtad del estamento militar, el gobernante venezolano Nicolás Maduro intentó incrementar su asidero sobre las Fuerzas Armadas colocando en puestos claves a oficiales que parecen no pertenecer directamente al denominado grupo del 4F, conformado por militares que mantuvieron una cercana relación con el fallecido Hugo Chávez. Pero oficiales consultados dijeron que Maduro solo está arando en el mar, señalando que el grueso de las Fuerzas Armadas siente desconfianza sobre su capacidad de llevar adelante el legado de Chávez, y que quien realmente ejerce ascendencia sobre los oficiales es el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
“Con estos ascensos, Maduro quiere desligarse totalmente del grupo del 4F, de los chavistas”, comentó desde Caracas el ex ministro de Defensa, Rafael Montero Revette. “Se ve claro que con la salida del Comandante General del Ejercito, el Comandante General de la Armada y el Comandante General de la Guardia Nacional, y del alto mando de cada una de esas fuerzas, que quiere salir del chavismo, que quiere meter a su gente, porque los que llegaron de comandantes no estaban en la línea de mando de los comandos de componente”, agregó.
Maduro ya había cambiado hace un mes al Comandante General de la Aviación.
Montero dijo que el actual líder de la Revolución Bolivariana en realidad no tiene ascendencia dentro de las Fuerzas Armadas, y que por ello quiere sacar de los puestos claves a quienes están estrechamente ligados con el sector de los 4F, denominados así por que un buen número de ellos acompañaron a Chávez en su intentona golpista del 4 de febrero de 1992.
El ex ministro dijo que ese es el caso a pesar de que mantuvo a al general Vladimir Padrino López a cargo del Comando Estratégico Operacional y mantiene en su puesto a la actual ministra de Defensa, la almiranta en jefa Carmen Meléndez.
Maduro también pasó a retiro una promoción de generales que jugaron un papel relevante durante el mandato de Chávez, incluyendo al actual ministro de Relaciones Interiores, el mayor general Manuel Rodríguez Torres.
Rodríguez Torres sigue siendo ministro, pero con los cambios dejó de ser un oficial activo.
Esto es un duro golpe para el ministro, dijo Montero.
“Rodríguez Torres estaba tratando de reunir a todos los que estaban en los diferentes comandos de las diferentes unidades estratégicas de las Fuerzas Armadas que pertenecen al 4 de Febrero, y como él era el que tenía mayor jerarquía, y participó en el golpe del 4 de febrero, quería tener ese control”, dijo el ex ministro.
“Pero como fue dado de baja, pierde también esa parte del chavismo, pierde esa puerta. Se queda como ministro de Relaciones Interiores, pero ya no tiene la fuerza dentro de la institución armada como la podía tener permaneciendo como militar activo”, explicó.
Es una situación vulnerable para Rodríguez Torres, quien podría ser destituido por Maduro en cualquier momento.
Pero los cambios en realidad hacen muy poco para remediar el desprestigio que Maduro tiene entre las Fuerzas Armadas y debilitar la influencia de Cabello.
“El liderazgo que él [Maduro] precariamente mantiene no permea en la institución militar. El no tiene allí ningún liderazgo. El se ha estado agarrando del ministro de la Defensa y de algunas personas relevantes, pero el grueso está controlado por Diosdado Cabello”, afirmó el vicealmirante Iván Carratú.
“Diosdado sí tiene liderazgo militar, y los compañeros de él, y los otros militares lo reconocen como un militar trabajador para el proyecto político”, agregó el militar retirado, ex jefe de la casa militar y quien actualmente reside en Estados Unidos.
Cabello, otros de los oficiales que acompañaron a Chávez en la intentona golpista, sí cuenta con lealtades dentro de la institución militar.
“De producirse una crisis, de producirse un problema grave político en Venezuela, esos militares van a cerrar filas y no van a proteger a Maduro, ni van a defender a Maduro, sí protegerían a Diosdado”, agregó.
Los cambios realizados por Maduro vinieron acompañados por los ascensos de 229 oficiales a los grados de almirantes y generales con el fin de generar simpatías dentro de las Fuerzas Armadas.
La medida, con la que Maduro repite una práctica implementada por Chávez durante años, eleva el número de oficiales con altos grados a cerca de 1,500, muchos de ellos sin tener realmente funciones que desempeñar.
Y muchos de los oficiales ascendidos no están realmente capacitados para ejercer el mando, comentó José Antonio Colina, presidente de la Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex).
“Están regalando soles (insignias de generales) para mantener tranquilas a las Fuerzas Armadas”, comentó Colina, cuya organización trabaja estrechamente con oficiales que se han visto obligados a salir del país por enfrentarse al régimen.