El proceder criminal de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) sigue dejando dolor y luto en el país. La saña para reprimir a manifestantes desarmados no tiene justificación.
Los funcionarios de la GNB y PNB han usado las bombas lacrimógenas como balas. Los uniformados disparan estos artefactos en línea recta, se ha denunciado por las redes sociales.
En la últimas protestas opositoras se han registrado decenas de heridos producto del impacto de las lacrimógenas, muchas de las cuales también son lanzadas a corta distancia.
Este miércoles, se produjo la muerte del joven Juan Pablo Pernalete, quien murió de un paro cardíaco tras recibir el fuerte impacto de una lacrimógena en el pecho durante una manifestación que era reprimida en Altamira.
También, este 26 de abril, hubo una señora de la tercera edad herida en la cabeza al igual que un periodista de El Nacional. Ambos tuvieron que recibir atención médica inmediata.